Una reflexión a modo de adenda sobre el viaje a Noruega
Todo viaje es como un gran bucle que después de ascender vertiginosamente desciende en un parpadeo para despertar en el punto de partida.
En realidad, la dinámica ordinaria de la vida está repleta de multitud de viajes, más o menos programados, y de los que tenemos escaso conocimiento sea porque son rutinarios, con formato de programas zombi, sea porque los realizamos distraídos o sea porque vivimos demasiado acelerados y en permanente vigilia hasta en el sueño. Sin embargo, hay viajes – como el que hemos disfrutado y compartido a Noruega- que tienen un sabor especial, al igual que dice la canción.
Independientemente de algunos reparos, con voluntad de ser subsanados en un futuro, el regusto que nos ha dejado sabe a umami, esa sensación indefinida y agradable a jamón de pata negra, a champiñón y a té verde que genera adicción siempre que la salud y el bolsillo nos lo permitan.
No es un mantra ni una frase hecha. Los viajes de La Tribu organizados y dinamizados por personas especiales poseen una impronta singular que los distinguen claramente de otros. Así que rumiemos, ahora que tenemos dientes, durante este verano los maravillosos paisajes y los entrañables momentos vividos juntos.
Feliz verano y que nos veamos en el próximo.
Francisco A. Gomera López